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María Teresa Hincapié Si este fuera un principio de infinito.

Profesora asociada de la Universidad de los Andes, Bogotá. Entre sus publicaciones se encuentran: “Seascapes and Blue Lobsters: Surrealism in the Colombian Coast” en Surrealism Beyond Borders (Metropolitan Museum of Art, Yale University Press, 2021); André Breton’s Anthology of Freedom: The Contagious Power of Revolt en Surrealism in Latin America: Vivísimo Muerto. (Getty Publishing, 2012) y Más allá de lo real maravilloso: el surrealismo y el Caribe (Ediciones Uniandes, (2007) (2021)).

“A mí no me interesa el arte muerto. Creo que la vida es arte y mi cuerpo es mi arte vivo. Mi cuerpoes aquel que tiene que moverse, que está mirando, que está cansado, que está agotado. Esta es mi propuesta”1

Con esta frase se inicia el recorrido por la exposición María Teresa Hincapié. Si este fuera un principio de infinito de la artista colombiana María Teresa Hincapié (1954-2008) en la segunda planta del edificio Meier del MACBA, una iteración de la muestra que estuvo en el Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM) entre el 16 de marzo y el 12 de junio de 2022.La investigación preparatoria, que se extendió por poco más de tres años, fue realizada por los curadores Emiliano Valdés del MAMM y Claudia Segura del MACBA. Segura y Valdés caminaron los pasos de la artista —incluyendo su periplo hasta el lugar que consideraba su paraíso en la Sierra de Nevada de Santa Marta en Colombia— y revisitaron sus conversaciones y colaboraciones con artistas y personas que la acompañaron en sus esfuerzos por generar un arte colaborativo.

Hincapié se formó en el teatro y fue pionera en hacer dialogar los espacios de las artes visuales y las artes escénicas sin suscribirse a un campo en particular. El performance y las instalaciones le proporcionaron el medio para expresar complejas ideas sobre la indivisibilidad de las esferas de la vida y el arte. Sus exploraciones tomaban medios fuera de lo común para usarlos como vehículos de asuntos que hoy, mirando en retrospectiva, eran increíblemente visionarios: la crítica al consumo impulsado por un capitalismo voraz, la preocupación por temas ambientales y la relación de la naturaleza con su propio cuerpo como existentes en un espacio continuo, la condición de la mujer y la riqueza de la espi-ritualidad ancestral, así como los tiempos alterados enfrentados a la máquina de la productividad.

En el MACBA el trabajo de Hincapié está distribuido en las salas de tal manera que se lo recorre de forma cronológica. Sin embargo, como sucede con las obras mismas que aparecieron a lo largo de los años como reiteraciones de un mismo acto, el recorrido propuesto permite ver la relación entre unas obras y otras. El guión curatorial se estructura a partir de ejes temáticos en los que se muestra material fotográfico, videos, textos originales, postales, cartas, recortes y, por supuesto, obras y rastros de obras recreadas a partir de los registros y las notas de la artista y sus colaboradores.

En el eje “Preámbulo” se pueden ver los inicios del proceso de la artista en la conjugación del teatro y las artes visuales. El segundo eje, “Si este fuera un principio del infinito”,2 incluye Una cosa es una cosa (1990), tal vez su obra más conocida y con la que obtuvo el premio del XXXIII Salón Nacional de Artistas. En ese performance de larga duración la artista empacó sus posesiones en cajas que llevaba de su casa al recinto expositivo y arreglaba en una especie de espiral, como si se tratara de un ritual. Al final quedaba un camino hecho de sus objetos cotidianos. Además de los registros de la acción los curadores recrearon en la sala la obra tal y como se veía en 1990 una vez terminada la acción. Otro eje temático reúne las obras que se inspiran en los conflictos de la femineidad bajo el título “Soy una mujer que ya no es una mujer”. Aquí se exponen obras como su emblemática Vitrina (1989), en la que la artista se exhibió en la ventana frontal de un local comercial vacío del centro de Bogotá limpiando la cara interior del vidrio que daba a la calle, escribiendo y dibujando con colorete sobre la superficie y frotando su rostro sobre el vidrio de manera que los transeúntes la vieran. Se ha dado un espacio especial en la muestra al proyecto de vida de María Teresa Hincapié en las secciones tituladas “Hacia lo sagrado”y “Aldea-Escuela”,que examinan su relación con el ritual y su proyecto de crear un centro de prácticas artísticas en la finca La Fruta ubicada en la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte de Colombia, donde fue a vivir hacia el final de su vida. La sección “Pies que lamen”presenta obras como Divina proporción (1996) en las que la artista usó el caminar y la lentitud como formas activas de resistencia. Por último, el eje “Esta tierra es mi cuerpo”acoge obras que se centran en preocupaciones ecologistas.

La exposición se presenta como un ejercicio comprensivo, aunque no se podría decir con toda certeza que se trata de una retrospectiva. Los curadores se aseguraron de que la muestra fuera consecuente con la vida y obra de Hincapié. En la empresa por mantener la obra viva —como lo exige la frase citada al principio— y preservar su aura colectiva el MACBA le hace un verdadero homenaje al invitar a cuatro artistas a dialogar con las obras de Hincapié: José Alejandro Restrepo, Mapa Teatro, María José Arjona y Coco Fusco. Por un lado, en la muestra el visitante puede ver Intempestivas y Parquedades, dos videos performance que Hincapié realizó en colaboración con Restrepo en la década de los ochenta. Por otro lado se comisionó a los otros tres artistas obra nueva. Arjona presenta el performance En silencio pero juntos que consiste en el movimiento lento de un grupo de performers que parecen moverse en un tiempo siempre presente en las instalaciones del museo, a veces acostados sobre el piso, a veces adosados a las columnas o caminando hacia atrás, atizando una disrupción que incita al espectador a entrar en el tipo de tiempo circular que Hincapié cultivaba. El video Vendrá la muerte y tendrá tus ojos de la artista cubana Coco Fusco remite a una acción realizada por Hincapié en los años noventa en México en la que lentamente depositaba flores en el patio situado al interior del Ex Templo de Santa Teresa la Antigua. En su pieza Fusco aparece remando en un bote alrededor de Hart Island, en Nueva York, una isla que es el lugar de descanso de muchas de las personas que murieron en la década de los ochenta a causa del SIDA y el lugar en donde en épocas recientes fueron enterrados los muertos sin identificar o recla-mar de la pandemia del COVID-19 durante 2020 y 2021. Mientras Fusco hace su peregrinación y bota flores al mar se escucha una pieza sonora de Pauline Kim Harris y Pamela Seed. El título remite al poema de Cesare Pavese que aparece también en el video a manera de memento mori. El colectivo Mapa Teatro participa con la instalación sonora “Hacer Hincapié” que retoma el texto de la obra Una cosa es una cosa para generar una pieza sonora que se recorre siguiendo la voz de la artista a lo largo de una serie de parlantes dispuestos en el techo.

De esta manera la obra de Hincapié se resiste a quedar anquilosada y cosificada en el museo y prolonga su aliento como un cuerpo en constante cambio. Las activaciones existen y suceden insertas en la exposición compartiendo espacio y atención con las obras y los archivos de Hincapié. En las salas del museo y en las mentes de sus visitantes su obra-cuerpo sigue respirando.

  1. Citada en el libro compilado por el Grupo de Investigación En Un Lugar de la Plástica,  Elemental. Vida y obra de María Teresa Hincapié (Bogotá: Laguna libros, 2010), 97. ↩︎
  2. El nombre de esta obra le da título también a la muestra completa; con ello los curadores quisieron rendirle homenaje al primer performance de la artista en el Teatro Cuba en Bogotá en 1985. ↩︎