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El reto de curar lo íntimo: haceres y deshaceres en la obra de Nijolė Šivickas

Reseña de la exhibición Estudio. Nijolė Šivickas. Curaduría: Eugenio Viola y Juaniko Moreno. Sala Carlos Rojas (Nivel 3), julio 4, 2024 – septiembre 29, 2024. Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO)

Por: Sofía Castañeda Mosquera

¿Cómo abordar 70 años de obra? ¿Cómo traducir al público general el mundo íntimo del artista? La respuesta puede estar en no hacerlo en absoluto. Estudio es la recopilación del extenso repertorio de Nijolė Šivickas (Kėdainiai, Lituania, 1925 – Bogotá, Colombia, 2018), el cual reúne la inadvertida obra de la artista en un solo lugar. La exhibición conjuga taller y piezas en un solo sitio, ofreciendo un retrato polifacético e intrincado de su hacer.

Nijolė Šivickas fue una artista cuya vida y obra estuvieron marcadas por el desarraigo, así como por la búsqueda de un espacio en el cual establecerse. En su adolescencia, quedó atrapada en el frente alemán durante la Segunda Guerra Mundial, donde conoció a su futuro esposo, Alfonsas Mockus. En 1948, la pareja huyó del régimen estalinista hacia Bogotá, buscando un clima más favorable para Alfonsas, quien sufría de tuberculosis. La falta de oportunidades iniciales los llevó a trabajar en artesanías y oficios varios, hasta que finalmente pudieron costear un taller independiente para Nijolė en Quinta Paredes, espacio que se convertiría en el epicentro de su creación artística durante siete décadas y que es honrado consistentemente a lo largo de la exhibición.

A lo largo de su trayectoria, Šivickas transitó por diversos lenguajes artís-ticos: desde la pintura impresionista, pasando por el informalismo con sus abstracciones inspiradas en elementos cotidianos deformados, hasta su periodo Bruto donde, inspirada en el arte precolombino, exploró la naturaleza humana a través de intrincadas esculturas antropomórficas en hierro oxidado. Su obra, profundamente influenciada por su experiencia como migrante, refleja una constante búsqueda de identidad y pertenencia, transformando materiales como la arcilla, el metal y la tiza en potentes testimonios de su vida interior.

Es reconfortante ver que, entre la multitud de medios que recorre la artista, logra hallar un espacio de comodidad en la cerámica. A través de ella compone piezas asombrosas —como por ejemplo las pertenecientes a sus series Concavidades (1980-1985) y Roturas (1984-1987)— que habitan el espacio con propiedad y, ante todo, con un sentido de armonía entre ellas que, sin duda alguna, las hace resaltar dentro de la exposición.

Su trabajo merecidamente la sitúa como una figura significativa en el desarrollo de la cerámica artística colombiana. Su obra abarca más de tres décadas; ha sido expuesta tanto nacional como internacionalmente, y dentro de sus distinciones se destaca la recepción de la Paleta de Plata en el VII Salón del Fuego (Bogotá, 1981). Dirigido por Sandro Bozzolo, el documental Nijolé: La huella de la existencia (2018) explora su legado a través de la mirada de su hijo, Antanas Mockus.

Caminar por la exhibición es, deliberadamente, una experiencia inmersiva. Es fácil recorrerla, ya que presenta intuitivamente la trayectoria de la artista: las piezas están agrupadas por épocas que delimitan claramente sus períodos de actividad. A pesar de estos límites marcados, la apertura del espacio permite transitar de un momento a otro sin dificultad. Me hace pensar en cómo el pasado de Nijolė confluía constantemente en su vida y obra; en vez de relegar las experiencias de su juventud, su historia emerge interconectada una y otra vez a lo largo de la exhibición.

En su mayoría, las piezas son de gran formato. Denotan gestos amplios: a pesar de ser estáticas, conservan indicios de los movimientos con los cuales fueron creadas por la artista. Figuras contundentes, enormes líneas serpenteantes, siluetas potentes y objetos que capturan la mirada desde la distancia contrastan con las paredes blancas de la exhibición. La sensación de lo rústico prevalece en las piezas, cuyos colores son apagados y de texturas crudas. Las obras de Nijolė aceptan el material tal y como es, sin acabados que oculten su naturaleza original. Šivickas presenta el material casi en su estado natural, expresándose principalmente desde formas angulares, pesadas, con cierta angustia y pesadez, que coquetean con la mirada desde todos los ángulos de la sala: la apertura del espacio hace inescapable ver por el rabillo del ojo un poco de todo. Al acercarse, los detalles emergen y las composiciones adquieren por completo una nueva dimensión.

A pesar de la omnipresencia del ladrillo y del uso de materiales agrestes, las obras se ven sorprendentemente ligeras. La iluminación natural de la sala, proveniente de los tragaluces y las amplias ventanas del tercer piso del museo, hace sentir ameno el espacio y evoca con precisión el taller de Šivickas en Quinta Paredes, el cual es en parte a cielo abierto.

Como bien lo menciona Eugenio Viola, curador jefe del MAMBO, Šivickas “no ‘simplemente’ creaba, sino que curaba también la puesta en escena”1. La artista, consciente hasta la médula de que sería vista, cuenta con un catálogo ideal para realizar el arriesgado ejercicio de traer sus espacios de trabajo —en su mayoría prístinos y sin modificaciones— bajo las luces del museo. Muy pocas piezas requieren de montaje o soportes adicionales, lo cual suma a la atmósfera sopesada de la exhibición. Cada pieza tiene intencionalidad: ocupa su espacio con contundencia, armonizando con las demás incluso cuando pertenecen a etapas completamente diferentes. La exhibición cubre con naturalidad las incursiones de Šivickas en lo figurativo, lo expresionista, su paso por el informalismo y su desarrollo en la abstracción.

El taller es una escultura en sí misma, una encarnación del complejo mundo interno de la artista. Quizás por eso mismo, manifestar el taller de Šivickas en plena exhibición sin intervenirlo es una decisión inteligente. Permite entrever las ideas mientras germinan, los bosquejos incompletos y las preguntas de la artista que quedan en el aire, los experimentos de las obras que nunca fueron. Y es precisamente esa acumulación de ideas la que potencializa el efecto de ver la obra finalizada; las decisiones cristalizadas (de la misma forma en que el barro se petrifica para siempre una vez sale del horno) en declaraciones plásticas cobran un peso diferente al entender de dónde vienen.

Recontextualizar el estudio y la casa de la artista en el marco del museo es un ejercicio de balance que plantea la pregunta: ¿dónde empieza y dónde acaba verdaderamente el taller? Podría decirse que la exhibición eleva su mundo íntimo —en borrador— a la misma altura de su mundo “concreto” —su obra finalizada—. Pero me atrevo a decir que la exhibición revela que esta dicotomía resulta absurda de señalar en una artista como Šivickas: ella entreteje lo uno y lo otro sin inmutarse, no tiene sentido trazar fronteras entre ella, su taller y sus piezas; son una sola. Así, traer el taller tal cual lo habitó durante tanto tiempo al museo constituye un acto radical; no solo porque enaltece el valor de los procesos, plasmando los largos procesos de pensamiento del artista haciael público, sino porque también la expresa a ella por completo. Nos deja verlasin el filtro del narrador, sin los títulos bajo los cuales la han intentado descifrar una y otra vez (mujer, lituana, migrante, madre…). Aquí escuchamos únicamente su voz.

Introspectiva y calculadora, no me queda duda alguna de que, a falta de autores que pudieran verla holísticamente, Šivickas entendió que la única manera de comunicar quién era verdaderamente sería por medio de sus obras. Y es por ello que resulta encomiable la lectura que realiza Viola sobre sus obras, que son apenas un atisbo de la totalidad que exhibió Šivickas como artista.

Así, ver el taller, partes de la casa y las piezas finalizadas es como leer línea por línea la conversación que se desenvuelve a través de la arcilla, el metal, el papel. La capacidad multifacética de Šivickas revela que buscaba todo el tiempo nuevas formas de sí misma, manteniendo conversaciones en simultáneo con diferentes medios, estableciendo diálogos que se sobreponen hasta consolidar un lenguaje común.

Peña observa sobre el trabajo de Šivickas que “sus esculturas están tan impregnadas con [su] esencia que no hay manera de separarlas”2. En efecto, el quehacer artístico demanda un diálogo constante entre el material y el ser. No se puede ser sin hacer, y descubrimos quiénes somos haciendo. Este es, en mi opinión, el mensaje más claro que emerge de la exhibición. La descomposición de la forma es también la descomposición del pensamiento. Šivickas hizo y deshizo durante 7 décadas, realizando un ejercicio casi alquímico en el cual logró lo que muchos aspiramos al momento de crear: expresarse íntegramente por medio de su corpus.

Dentro de las constantes de la exhibición describiría las gestualidades fuertes y materialidades bruscas. Son particularmente poderosas las piezas altamente texturizadas, las que ostentan el chamote visible y los pigmentos que colorean salvajemente las piezas. Uno solo puede imaginarse la sensación primal al tacto, la fuerza que debió haberle tomado a Šivickas canalizar sus inquietudes de esta manera, capaz de integrar la voz del material con gracia, en particular en sus piezas cerámicas.

La imprevisibilidad de la arcilla es algo con lo que el artista acepta convivir. Una vez se entregan las piezas al horno, está únicamente en manos del fuego el resultado final. Desprenderse del control sobre la pieza final significa entender que la arcilla va a interponer su voz también. En últimas, esta imposibilidad de predecir y la inestabilidad del resultado final bien podrían ser lo que permite entender el carácter ininteligible de Šivickas.

Bibliografía

  • Herrera, A. & Peña, H. (2011). “Aspects of Expressions: The Sculptures of Nijole Sivickas”. Américas (English edition) (Vol. 63, Number 1, pp. 14-21). Organization of American States, Sales and Promotion Division.
  • MAMBO Museo de Arte Moderno de Bogotá (2024). Video oficial ‘Estudio’ de Nijolė Šivickas. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=l8v3X_wBsFM.
  1. https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=l8v3X_wBsFM&ab_channel=MAMBOMuseodeArteModernodeBogota ↩︎
  2. Herrera, A., & Héctor Peña Dîaz. (2011). “As-pects of Expressions The Sculptures of Nijole Sivickas: The Winds of Omar Rayo”. En Américas (English edition) (Vol. 63, Number 1, pp. 14-21). Organization of American States, Sales and Promotion Division. ↩︎