En julio de 2019 el profesor Yukio Lippit acudió como profesor visitante a la Escuela de Posgrados de Artes y Humanidades. Lippit es profesor de Historia del Arte y la Arquitectura en la Universidad de Harvard donde también se desempeña como director del programa. El profesor Lippit se especializa en la pintura japonesa medieval y de la modernidad temprana. Entre sus publicaciones se encuentran: Painting of the Realm: The Kano House of Painters in Seventeenth-Century Japan (2012), que recibió el Charles Rufus Morey Book Award y el John Whitney Hall Book Prize, “Of Modes and Manners in Medieval Japanese Ink Painting: Sesshū’s Splashed Ink Landscape of 1495”, The Artist in Edo, “Irresolution: The Paintings of Yoshiaki Shimizu, Japanese Zen Buddhism, and the Impossible Painting”, Sōtatsu: Making Waves (con James Ulak), The Thinking Hand: Tools and Traditions of the Japanese Carpenter (con Mark Mulligan), Kenzo Tange: Architecture for the World (con Seng Kuan), Colorful Realm: Japanese Bird-and-Flower Paintings by Itō Jakuchū (1716-1800) y Awakenings: Zen Figure Painting in Medieval Japan (con Gregory Levine). El equipo editorial de H-ART tuvo la oportunidad de conversar con él y proponerle algunas de las preguntas de nuestro cuestionario.
1. ¿Cómo es la relación entre las narrativas categóricas occidentales de la Historia del Arte y las narrativas específicas locales cuando se piensa en prácticas artísticas?
2. ¿Cree que es acertado hablar de una historia del arte global? Si es así, ¿cuál es el papel de las narrativas específicas y locales de la Historia del Arte?
3. ¿Cuál es el papel de las narrativas de la Historia del Arte dentro del campo interdisciplinar y en expansión de las humanidades digitales?
4. ¿De qué manera las direcciones específicas de las narrativas de la Historia del Arte están conformando un eco o influencia en la formación de pensadores?

El profesor Yukio Lippit visitando junto a sus estudiantes el taller de Alfonso Ariza en el marco de su clase en la Universidad de los Andes, Colombia. 2019.
- ¿Cómo es la relación entre las narrativas categóricas occidentales de la Historia del Arte y las narrativas específicas locales cuando se piensa en prácticas artísticas?
- ¿Cree que es acertado hablar de una historia del arte global? Si es así, ¿cuál es el papel de las narrativas específicas y locales de la Historia del Arte?
Permítanme responder a estas dos preguntas juntas, pues pienso que se relacionan. Me encantaría que dejáramos de utilizar el término “global” para la historia del arte. Existe tanta arrogancia asociada a esta la palabra, como si la “historia del arte” y sus supuestos fueran adecuados para todas las culturas en todas las eras históricas. Veo la idea de “historia del arte global” como un producto del neoliberalismo. Es verdad que fue popular hasta hace cinco años y existieron varios escritos exitosos que intentaron teorizar una historia del arte global. No quiero atacar a autores individuales ad hominem, por ello me referiré a este conjunto de comentarios en un sentido más general. Existen muchos problemas, pero citaré dos.
El primero se refiere a que el conjunto de escritos sobre la historia del arte global tendió a enfocarse en un pequeño grupo muy específico de objetos artísticos y estudios de caso, objetos de circulación extravagante que viajaron extensamente y tuvieron vidas de aventura, o que reflejaban encuentros interculturales dramáticos. Pero ¿qué pasa con la mayoría de objetos de circulación banal que reflejaban preocupaciones más locales? Lo que hizo la Historia del Arte global fue promover objetos ejemplares de un canon pequeño, por ejemplo el ícono cristiano con plumas, como ventanas, de alguna manera, privilegiadas que permitían entender las formas específicas de una “conectividad” temprana.
Esto lleva al segundo problema que caracteriza a este grupo de textos. Al privilegiar objetos de circulación extravagante “la Historia del Arte global”, consciente o inconscientemente, termina también por apoyar (tal vez implícitamente) las ideologías asociadas con esos sistemas o mecanismos que llevaron a que esos objetos se movieron alrededor del mundo, es decir, instituciones como la Orden Jesuita o corporaciones multinacionales tempranas como la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales. Entonces se perpetúa y se enfatiza de manera exagerada la investigación del proselitismo cristiano y el capitalismo temprano en el estudio de las culturas alrededor del mundo. Siento que este énfasis exagerado está muy presente en los estudios académicos del arte de Asia oriental. Sin embargo, esto no significa que no se pueda hacer investigación comparativa en historia del arte o tomar la medida de historias del arte local con respecto a las narrativas internacionales o interregionales. Quisiera explicar mi perspectiva sobre este asunto a partir de mi experiencia como historiador del arte japonés. La condición actual del estudio histórico del arte todavía tiene mucho que ver con los estados nacionales. Es decir, mucho conocimiento de la historia del arte se reúne y sintetiza bajo la rúbrica de contar la historia de una nación. En algunos casos, siento que lo que se proponen la mayoría de las comunidades que trabajan en Historia del Arte alrededor del mundo es ante todo superar la narrativa nacional.
Adentrémonos un poco en esto. El arte es un sistema, un nexo de instituciones y prácticas —de una academia de bellas artes, un museo nacional y una exhibición estatal anual—, algo que se desarrolló en la época europea moderna temprana, principalmente para promover el interés del estado. Cuando los estados nacionales empezaron a formarse alrededor del mundo en los siglos XIX y XX el sistema europeo del arte fue exportado a estas regiones porque el arte era una manera poderosa de formar e imaginar comunidades y de contar la historia de un estado nacional. Fue una narrativa persuasiva que unía a las personas, que de otro modo se habrían unido arbitrariamente, bajo una rúbrica que no tenía que ver con la etnia o la religión, sino con algo distinto. Esto ocurrió en América Latina, en el Medio Oriente y en Asia oriental. Entonces cuando el estado nacional japonés surgió al final del siglo xix, después de que la restauración Meiji de 1868 derrocara el shogunato Tokugawa feudal, el arte fue adoptado por la nueva oligarquía como un elemento crucial para el joven gobierno y sus procesos de modernización y occidentalización. En 1889 se inauguró una academia de arte de estilo occidental conocida como Escuela de las Artes de Tokyo, un museo nacional abrió unos años después y, en 1907, se inauguró una exposición de salón anual patrocinada por el estado como el eje de una nueva cultura de exhibiciones públicas. Antes de todo esto el idioma japonés ni siquiera tenía una palabra para “bellas artes” —esa palabra, bijutsu, fue inventada en la feria nacional de Viena en 1873. Entonces todo esto ocurrió en una generación. Ya en la década de 1910 existían varias escuelas de arte, exhibiciones pequeñas y de gran escala, una comunidad de críticos de arte y una vanguardia emergente. Pero todo esto nos lleva a preguntarnos: ¿Qué era el arte en Japón antes? ¿Qué relación hay entre las instituciones y prácticas del sistema europeo de las artes y la producción cultural del archipiélago japonés antes de finales del siglo XIX? ¿En qué medida la oscurece o la hace quizás más visible? Creo que esta es una de las más importantes rúbricas de la historia del arte del mundo no europeo en el futuro, para comprender y desarticular el concepto provincial de arte en aquellas partes del mundo donde llegó tarde.
- ¿Cuál es el papel de las narrativas de la Historia del Arte dentro del campo interdisciplinar y en expansión de las humanidades digitales?
Cuando se hace bien, la Historia del Arte es inherentemente interdisciplinaria. Buena parte del trabajo interesante que se hace en la Historia del Arte en estos días se inspira en la Antropología, por ejemplo, y en la historia del arte del este asiático, donde las relaciones entre palabras e imágenes son primarias, los Estudios Literarios son una fuente importante de inspiración. A medida que las esferas de conocimiento se vuelven más interdisciplinarias parece que las narrativas de la Historia del Arte ofrecen un tipo específico de enfoque y un nexo alrededor del cual pueden reunirse formas de investigación visual y material. Las obras de arte son extremadamente complejas y requieren no solo del conocimiento y el análisis estilístico, el estudio iconográfico y de archivo, el análisis filosófico e ideológico, sino también de la ciencia de la conservación y el conocimiento de los materiales. En el mejor de los casos las narraciones históricas del arte se convierten en fuerzas organizadoras que permiten la convergencia de todos estos enfoques en un objeto o una práctica cultural particulares.
No soy un experto en Humanidades Digitales, pero un área en la que las Humanidades Digitales tienen el potencial de hacer una contribución importante es la convergencia de la ecocrítica y la historia del arte. Estoy interesado en cómo evaluar la producción cultural japonesa que involucra madera con la historia del
patrimonio de biomasa en las islas japonesas. Esto requiere comprender los bosques y la silvicultura japonesa, cómo cambian con el tiempo y cómo la deforestación ha impactado el arte y la arquitectura. Por ejemplo, la deforestación de Japón en el siglo XIII hace que los maestros carpinteros comiencen a utilizar maderas duras como la zelkova y el pino en lugar de las maderas blandas tradicionalmente apreciadas como el ciprés y el cedro en la construcción de templos y palacios. Para ello necesitaban instrumentos de corte más duros, lo que resultó en la transferencia de la tecnología de las espadas a las herramientas de carpintería. Esto, a su vez, condujo a componentes arquitectónicos más cortos y granos de madera más interesantes, lo que llevó a una cultura de apreciación de los granos en la arquitectura japonesa de la casa de té.
Las Humanidades Digitales ofrecen herramientas para ayudar a llevar a cabo análisis de este tipo a gran escala. Otra área en la que existe un gran potencial es la dendrocronología, que requiere trabajar con muestras de gran extensión y permite fechar la arquitectura de marcos de madera de hace más de un milenio con una precisión asombrosa.
- ¿De qué manera las direcciones específicas de las narrativas de la Historia del Arte están conformando un eco o influencia en la formación de pensadores?
Daré una respuesta “grande”. Algunos de los vectores más interesantes de la investigación en la historia del arte están descentrando al hombre al contar la historia cultural. Ya sea que se le otorgue “agencia” a los objetos o se le reconozca un papel más importante al medio ambiente, o al enfatizar las redes en lugar de los individuos, estas líneas de interrogación ofrecen formas cruciales de desafiar el antropocentrismo en el estudio de la cultura. La Historia del Arte lo hace de maneras únicas y vigoriza a las Humanidades, que siempre han tenido una definición limitada de lo que constituye lo “humano”.