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Los Carpinteros. Hacia una lectura expandida

Luisa Pacheco

Estudiante de la Maestría en Historia del Arte de la Universidad de los Andes, Colombia. 

Para su última exposición de 2017, NC-arte presenta la obra in situ del colectivo cubano Los Carpinteros, conformado por Marco Antonio Castillo Valdés y Dagoberto Rodríguez Sánchez y fundado en 1991. La obra se titula Hacia una lectura expandida y hace parte de la línea de investigación Código y lenguaje de la curadora Claudia Segura para la temática de las exposiciones de 2017 de NC-arte.

La pieza central de la exposición ha sido construida especialmente para este proyecto y se trata de la octava versión de la Sala de lectura. Esta obra está inspirada en la arquitectura panóptica y transciende una investigación sobre su caracter político y filosófico. La investigación fue inspirada por el Presidio Modelo de Cuba, construido en los años veinte durante el régimen de Gerardo Machado. El Presidio Modelo de Cuba es una réplica del centro correccional Stesteville en Estado Unidos. La cárcel consistía en un gran complejo arquitectónico con capacidad para cinco mil hombres y contaba con cinco edificios de planta circular, y una torre central desde donde los guardias podían reprimir cualquier tipo de desorden sin tener que enfrentarse a los reclusos, obteniendo así una posición de poder. El objetivo de la arquitectura panóptica carcelaria era generar una sensación de control invisible o establecer una “omnisciencia invisible” sobre los presos. Su estructura ayudaba a mantener el poder de una minoría de guardias sobre una mayoría de presos, dentro de una estructura jerárquica y estrictamente controlada. La ideología de la cárcel era reeducar a aquellos individuos que eran de alta peligrosidad, que estaban fueran del control de la sociedad o aquellos que tenían una ideología opuesta a la del gobierno nacional. Esta cárcel sirvió como centro de represión política al servicio del gobierno de turno.

Para la octava versión de Sala de lectura de Los Carpinteros, las curadoras del proyecto in situ Hacia una lectura expandida —Claudia Segura y Andrea Pacheco— presentan una curaduría educativa y experimental. La curaduría propone dos conceptos: el primero es el de recrear dentro de Sala de lectura una biblioteca con el propósito de generar un espacio público dentro del espacio expositivo. En América Latina el concepto de los espacios públicos no está muy desarrollado y podríamos señalar la necesidad de crear espacios de lectura para que se fortalezca la creación del espacio público. En Bogotá, el espacio público es casi inexistente y es conocido más como un espacio cívico utilizado como un sitio de paso, un espacio de tránsito para desplazarse de un punto al otro. Aún está lejos de poder ser habitado por todos los ciudadanos, ya sea por razones culturales, por seguridad, urbanismo o por las relaciones entre clases sociales. Es por esta razón que las bibliotecas se convierten en los espacios de reunión y lugares de encuentro, haciendo uso de los materiales que tienen, durante el tiempo deseado. Sin embargo, es interesante analizar este aspecto curatorial, dado que puede ser visto desde diferentes ángulos. La Sala de lectura puede ser interpretada dependiendo del contexto en el que se sitúe la obra. En el contexto cubano significa estar encerrado es un símbolo de represión o falta de libertad. Sin embargo, en el contexto colombiano estar dentro de un espacio cerrado significa seguridad, debido a la violencia local. Es aquí donde la obra empieza a adquirir otras connotaciones y diálogos, variando según el contexto donde esté expuesta. La curaduría nos invita a “tomarnos” la Sala de lectura a través del programa de mediación de NC-arte. Busca activar el artefacto, bajo cuatro temáticas: cuerpo, espacio, objeto y texto, para generar diferentes diálogos dentro de la sala.

El segundo concepto que la curaduría propone es analizar la relación de libertad a través del simbolismo que representa el objeto- libro dentro de una arquitectura que es símbolo de restricción o represión. A través de los diferentes libros colocados por la curaduría dentro del artefacto, los visitantes tienen la posibilidad de salir mentalmente del contexto en el que están. De esta manera, volvemos a comprobar que la única forma de escapar de la “prisión”, sea física o mental, es gracias a la libertad que pueden generar los libros. La exposición in situ realizada por los artistas cubanos es un artefacto de experimentación, que rompe con las formas tradicionales de hacer curaduría. La pieza arquitectónica busca que el artefacto pase de ser un objeto de arte contemplativo a que, a través de los grupos de estudio, tenga la habilidad de activar masa crítica en torno a los temas propuesto por la curaduría. De esta manera busca crear diálogos entre los diferente integrantes de los grupos de estudio, construyendo y deconstruyendo lo que entendemos como texto, cuerpo, objeto y espacio. Se propone que los integrantes se puedan plantear nuevas preguntas en cada una de las sesiones, de tal manera que la curaduría nunca termina y siempre se le está dando una lectura más amplia a los temas propuestos. El hecho de estar en un espacio cerrado, es decir, contenidos en el artefacto panóptico, crea las condiciones para que se dé la necesidad de un diálogo, ampliando así la propuesta curatorial.

En esta ocasión, Los Carpinteros no serán los grandes protagonistas de la muestra. Los artistas afirman que “Nos encanta la idea de hacer un arte que va estar al servicio de algo”.1 De esta manera, esta octava Sala de lectura tiene una mirada distinta. Tradicionalmente, el trabajo del colectivo se basa en el espacio arquitectónico y la funcionalidad de los objetos realizados por el hombre. Con humor y algún grado de sofisticación técnica, apelan a problemáticas sociales inherentes a los contextos latinoamericanos. La exposición hace énfasis en el espacio arquitectónico recreando una sala de lectura inspirada en la arquitectura panóptica y dialogando con la funcionalidad del objeto-libro. Para el colectivo cubano, los libros son objetos de gran interés. Desde el inicio de su carrera han recreado bibliotecas y experimentado con maneras de esconder la información obtenida en los libros dentro de sus obras de arte. Su fascinación con este objeto-libro se puede interpretar por la escasez y restricción a la que estuvieron sometidos en su niñez y luego en su formación artística bajo el régimen de la Revolución Cubana. “Muchas de nuestras obsesiones vienen por nuestras escases”.

La manera en que el dúo pone a dialogar la arquitectura panóptica y el objeto-libro es interesante por varias razones: la primera de ellas es que podríamos decir que, aunque ellos nunca hayan estado recluidos en un centro penitenciario, sí vivieron esta misma experiencia al crecer en Cuba bajo el régimen de Fidel Castro donde, de alguna manera, también regía la omnipotencia invisible que era característica de estas cárceles. El régimen cubano no encerró a sus ciudadanos en celdas, pero sus derechos fundamentales sí fueron restringidos. Es ahí donde el “libro” empieza a jugar un rol importante ya que tiene la cualidad de transportar a la persona que lo está leyendo a otro universo. Esto debía hacer más duradero el tiempo en las cárceles para los presos y para los cubanos viviendo en el régimen castrista era una conexión con el mundo exterior y una fuente de inspiración. “El libro es un instrumento liberador. Es un escape leer prensa, leer información que no es la que te da el gobierno”.2 La información que le llegaba a los cubanos por fuentes no oficiales era una manera de obtener conocimiento.

Hacia una lectura expandida es la primera obra en situ que presenta el colectivo cubano en Colombia y va de la mano con la exposición retrospectiva titulada La cosa está candela,organizada por el Banco de la República en el Museo Miguel Urrutia. Es importante resaltar que esta exposición nos deja varias reflexiones: la primera de ellas es que el panoptismo está presente no solo en cárceles como el Presidio Modelo de Cuba sino también en la sociedad actual, donde objetos de nuestra cotidianidad tales como el celular y herramientas como Facebook, Instagram y Snapchat son panópticas; con ellas hemos perdido la privacidad y nos hemos aislado del mundo. Lo interesante de la curaduría es que nos invita a desconectarnos de ese “panoptismo” actual de una manera irónica, precisamente porque lo hace invitándonos a explorar el artefacto panóptico y a volvernos a conectar con otras personas alrededor del objeto-libro que tiene el poder de hacernos transcender fronteras, crear nuevas relaciones y generar lecturas expandidas.

Bibliografía

Segura, Claudia y Pacheco Andrea, “Los Carpinteros – Hacia una lectura expandida”, NC-arte, 2017.

Marco Antonio Castillo Valdes, Dagoberto Rodríguez Sánchez. Entrevistados por Luisa Pacheco, Bogotá, octubre 2017.

Claudia Segura. Entrevistada por Luisa Pacheco, Bogotá, octubre 2017.

  1. Marco Antonio Castillo Valdes, Dagoberto Rodríguez Sánchez, Entrevistado por: Luisa Pacheco, Bogota, Octubre 2017. ↩︎
  2. Marco Antonio Castillo Valdes, Dagoberto Rodríguez Sánchez, Entrevistado por: Luisa Pacheco, Bogota, Octubre 2017. ↩︎