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Cinco notas al pie (del pedestal)

Daniel Castro Benítez

Nota 1: Los periódicos de ayer

Una canción de Héctor Lavoe y Catalina Alfonso titulada “Periódico de ayer” nos sirve para iniciar esta reseña del libro de Sebastián Vargas Álvarez, Mutaciones de la piedra. Refiriéndose a un amor pasado, canta Lavoe: “fue el titular que alcanzó página entera, por eso ya te conocen donde quiera. […] Sensacional cuando salió en la madrugada, a mediodía ya noticia confirmada, en la tarde materia olvidada, tu amor es un periódico de ayer”. Otra línea dice: “Tu nombre ha sido un reporte que guardé y en el álbum del olvido lo pegué” para culminar con la pregunta: “¿Y para qué leer un periódico de ayer? Analízate tu historia y así podrás comprender”.

Traigo a colación esta canción porque la lectura del libro de Vargas me invitó a recuperar una carpeta y a catalogar y revisar materiales que compilé desde el 6 de marzo de 2017, junto con dos columnas de opinión del 16 y 26 de noviembre de 2018 tituladas “Monumentos de guerra y paz” y “Sal de estatuas”1 En efecto, encontré convergencias entre mi propio trabajo con materiales periodísticos y el cuidadoso proyecto investigativo de Vargas. Lo que me resultó significativo al pensar en estas convergencias es que las disputas abordadas en ese material periodístico parecen no agotarse. Justo cuando me proponía cerrar estas líneas me encontré con una breve nota sobre la campaña electoral de octubre de 2023 aparecida en El Tiempo del 2 de septiembre de 2023, que amerita ser transcrita totalmente a continuación:

Derribar símbolos, la premisa de Escobar

El candidato al Consejo de Cali Andrés Escobar, avalado por el uribismo y quien enfrenta un proceso en la Fiscalía tras empuñar un arma en el paro de 2021, dijo que va “a derribar los símbolos que dejó la delincuencia”. Así lo expresó con una foto en la que aparentemente está frente al Monumento de la Resistencia con una porra en la mano.2

Nota 2: Dos títulos y una sola intención

En un primer momento el título del libro de Vargas me generó una gran expectativa, aunque me desconcertó su corta extensión (apenas 150 páginas, incluyendo una cuidadosa bibliografía y un conjunto de tablas). El estudio se inicia con una serie de aproximaciones teóricas al monumento y luego propone una revisión historiográfica del monumento en Colombia, desde 1795 hasta 2023. A esta revisión le sigue un análisis de la legislación colombiana en materia de monumentos históricos y patrimonio cultural, con algunas observaciones sobre la legislación internacional. A lo largo del texto Vargas aborda una serie de preguntas orientadoras que formula en la presentación y que orientan su investigación: ¿Qué representaciones de la nación y de su devenir histórico se narran a través de los monumentos? ¿Qué se visibiliza y qué se oculta en el acto de monumentalizar? o, en otras palabras, ¿cuáles son las inclusiones y exclusiones presentes en la monumentalización? Y, por último: ¿qué variaciones y continuidades en la representación y comprensión de la nación y su historia pueden encontrarse en los monumentos dentro del marco histórico estudiado?

La intención precisa de Vargas al desarrollar estos interrogantes es la de contribuir a la construcción de una historia crítica del monumento conmemorativo e incentivar nuevas historias y reflexiones al respecto. A partir de una primera lectura debo reconocer que quedé bastante insatisfecho, pues si bien el apartado teórico denota una juiciosa lectura de una amplia y actualizada bibliografía, le siguen dos conjuntos de inventarios en los que justamente el acento crítico no se hace presente ni mucho menos evidente. Por fortuna, en las conclusiones el mismo autor invita al lector a consultar una compilación editada por él, titulada La materialización del pasado. Monumentalización, memoria y espacio público en Colombia,3 onde hay aportes más detallados al estudio de la historia cultural de los monumentos colombianos. La confrontación de los dos títulos me llevó a concluir que sus contenidos se complementan de manera indispensable. Diría quizás que La materialización del pasado es más comprensivo y productivo, con múltiples voces que generan variadas y enriquecedoras aproximaciones a la historia cultural del monumento en Colombia. En este volumen se hacen muchísimo más evidentes las “mutaciones” a las que alude el título de la monografía de Vargas y que corresponden al poder de transformación del monumento, poder de catalizar tiempos, revestirse de capas de sentido superpuestas, de aglutinar prácticas y darle paso a nuevos significados, con alcances que van más allá de las funciones tradicionales del sepulcro, el templo o el altar. Paradójicamente, la monografía de Vargas parece a su vez decirnos más sobre la “materialización del pasado”, en particular por la forma en que allí se enuncian y enumeran ejemplos de monumentalización, memoria y espacio público en Colombia a la luz de variados conceptos y definiciones, así como por sus dos apartados mucho más enumerativos y con espíritu de inventario: la revisión historiográfica y el listado de referencias relacionadas con la normatividad y la institucionalidad a partir de promulgaciones legislativas.4

Nota 3: Pensar el monumento (desde el pedestal) y con sospecha

A partir de lo anterior me interesa recoger algunos elementos de La materialización del pasado que encajan mucho más con la posibilidad de pensar el monumento desde Colombia. En el apartado que revisa la muy sugestiva categoría de “monumentos imaginados” (que evoca las reflexiones de Benedict Anderson)5 Manuela Parra Echeverri y Andrés Felipe Ruiz Gallego nos invitan a no descuidar los monumentos no erigidos, pues nos permiten guiarnos por distintos periodos a través de discusiones, tensiones y convergencias que “van más allá de la primera piedra”.6 Los investigadores nos urgen además a evitar que esa no materialización, producto de innumerables factores, corra el riesgo de reducir aquellas construcciones no realizadas al rango de datos anecdóticos relegados a los pies de página.7 Esto porque existe también el riesgo de que esta historia cultural quede la mayoría de las veces atada a la “tangibilidad” del acto recordatorio, a su exclusiva materialidad y a la obsesión interpretativa con lo que se ve y se puede palpar. Otra observación valiosa, que propone Paulo Córdoba a partir del pensamiento de Hans-Georg Gadamer, es que también los monumentos efectivamente realizados, tanto como los que se quedaron en idea o simplemente en imagen, deberían ser abordados siempre a partir de la “hermenéutica de la sospecha”. Al estudiar los monumentos con claridad metodológica y conceptual es preciso siempre apelar a formas de interpretación que “descubren la significatividad de lo que afirman en un sentido completamente inesperado”.8 Aunque la piedra parezca piedra, aunque el mármol y el bronce proyecten su pulimiento y brillo o el render su falsa verdad, siempre habrá capas más profundas que deben ser vistas con sospecha y sometidas a análisis críticos, para con ello dejarse sorprender por lo inesperado. Algo afín proponen Laura de la Rosa Solano y María Camila Díaz cuando nos recuerdan que en las luchas memoriales no se enfrenta la memoria contra el olvido sino memoria contra memoria, ya que “más que opuestos, memoria y olvido son dos aspectos de toda relación con el pasado”.9

Nota 4: Bolívar y Negret, un caso por estudiar

Me gustaría aprovechar esta oportunidad para invitar al lector —pero también a Vargas y su equipos de juiciosos investigadores— a examinar un caso particular que se enmarca de manera muy precisa en esta región de la historia cultural. Para evitar que este caso se convierta en un trivial “pie de página” vale la pena revisitar la polémica que se produjo en 1980 cuando el escultor payanés Edgar Negret le propuso al Gobierno nacional concebir y construir un gran monumento a Simón Bolívar en el marco del bicentenario de su nacimiento en 1983. Este gran ejemplo y material de estudio amerita una revisión crítica y un análisis detallado de cómo un monumento imaginado terminó derribado a punta de argumentos inocuos en un caso muy singular de “iconoclasia desde arriba”. Dos artículos dan cuenta de ello: uno escrito por Alberto Aguirre en Re-vista y otro por Óscar Esteban Hernández publicado en Esfera Pública.10 Estos materiales podrían sin duda alguna sumarse al juicioso y dedicado trabajo de Vargas y sus colegas, complementando su estudio de las vicisitudes del Monumento a los Héroes, también en Bogotá.

Nota 5: Mirar hacia atrás sin convertirse en estatua de sal

En el año 2013 recibí de manos de Vargas un volumen editado por Uniminuto titulado Historia, memoria, pedagogía. Una propuesta alternativa de enseñanza/aprendizaje de la historia.11 Desde ese momento su trabajo quedó instalado en mi radar de historiador y gestor cultural, y he intentado seguir —aunque tal vez no con la suficiente dedicación y tiempo— muchas de sus otras realizaciones posteriores. El tiempo de resarcirme ha llegado con la lectura de los dos volúmenes aquí reseñados. Cabe esperar que Vargas continúe su encomiable tarea para seguir ampliando las miradas sobre las dinámicas de lo monumental en su multidimensionaldad y elucidar esa misteriosa convergencia temporal que permite que el monumento se instale desde el presente para recordar un pasado, pero sin perder ese horizonte de expectativa y futuro, al decir de Reinhart Koselleck. Hay muchas fisuras por llenar, y es hora también de atender a las recomendaciones de Mechtild Widrich,12 quien sugiere enfocarse en los aspectos performativos y efímeros de lo monumental para así conjurar y enriquecer lo que Robert Musil describía como la invisibilidad del monumento. 

Termino como comencé, con una evocación musical, esta vez de una pieza de la compositora argentina María Elena Walsh cantada en muchas ocasiones por Mercedes Sosa, titulada precisamente “Las estatuas”:

Cuando llueve me da un no sé qué, las estatuas
 nunca pueden salir en parejas con paraguas
 y se quedan como en penitencia solitarias.
[…]
 Su memoria procura decir sin palabras
 y nos piden la poca limosna de mirarlas
 cuando quieren contarnos un cuento de la patria.
[…]
 Marionetas grandes, quietas,
 con ellas no juega nadie.
 Pero si una sombra mala
 para siempre las borrase,
 qué dolor caería sobre Buenos Aires.

  1. Se trata de 84 recortes compilados a lo largo de 7 años y agrupados en siete categorías relacionadas con los procesos de iconoclasia derivados del movimiento Black Lives Matter y del estallido social en Colombia: 6 artículos de fondo, 19 comentarios editoriales de El Tiempo y El Espectador, 10 caricaturas de esos dos diarios, 6 cartas de los lectores de El Espectador, 16 comentarios en las páginas editoriales de El Espectador, 18 notas periodísticas informativas de esos dos diarios y la revista Semana y 8 notas de prensa de los dos diarios sobre el Monumento a los Héroes en Bogotá. ↩︎
  2. Cabe mencionar que el personaje en mención fue finalmente elegido como concejal de Cali en representación del Partido Centro Democrático una vez culminó el proceso electoral, por lo cual será importante realizar un seguimiento de su gestión para verificar si sus intenciones se podrán llevar a cabo. ↩︎
  3. Sebastián Vargas Álvarez (editor académico), La materialización del pasado. Monumentalización, memoria y espacio público en Colombia (Bogotá: Universidad del Rosario, 2023). ↩︎
  4. Hay que decir que esos listados sin duda contribuyen a profundizar en los trasfondos políticos, culturales y normativos que en la mayoría de casos determinan que un monumento deba erigirse, cambiar de nombre o incluso ser derribado. Es decir que la materialización muchas veces se comienza a configurar desde estos gestos institucionales y verbales de nombrar, declarar y enunciar. En otras palabras, creo que los títulos de ambos volúmenes podrían intercambiarse lo cual daría mucho más sentido a sus respectivos contenidos. ↩︎
  5. Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2005). ↩︎
  6. Manuela Parra Echeverri y Felipe Ruiz Ga-llego Felipe, “Monumentos imaginados. Emprendedores, planeación y sentidos en disputa de proyectos monumentales no realizados”, en La materialización del pasado, 110. ↩︎
  7. Por ello decidí acoger esa reflexión y dar título a la presente reseña con una glosa a esa idea de “nota al pie de página” para trasladarla al pie del pedestal. ↩︎
  8. Paulo Córdoba, “Monumentos selva adentro. Un estudio sobre la monumentalización en el centro de Leticia, capital del Amazonas”, en La materialización del pasado, 110. ↩︎
  9. Laura de la Rosa Solano Laura y María Camila Díaz Casas, “Los sitios de la memoria afrodescendiente en Cartagena y la figura de Pedro Romero”, en La materialización del pasado, 393. ↩︎
  10. Alberto Aguirre “El caso Negret”, Revista del arte y la arquitectura en América Latina 5, no. 2 (1980); Oscar Esteban Hernández, “Radiografía de una controversia: el ‘Monumento a Bolívar’ deEdgar Negret”, https://esferapublica.org/en-memoria-de-edgar-negret/. ↩︎
  11. Sebastián Vargas Álvarez, Margoth Acosta Lealy Ramiro Sánchez Castillo, Historia, memoria, pedagogía. Una propuesta alternativa de enseñanza/aprendizaje de la historia (Bogotá: Uniminuto, 2013). ↩︎
  12. Widrich Mechtild, Performative Monuments: The Rematerialisation of Public Art (Manchester: Manchester University Press, 2014). ↩︎