Reseña: Juan Martín Prada, Teoría del arte y cultura digital (Madrid, Akal, 2023).
Andrés Burbano
La apuesta central del libro Teoría del arte y cultura digital de Juan Martín Prada radica en la exploración de la dimensión sociotécnica de la cultura a través del análisis de diversas teorías, obras, proyectos y tecnologías que atraviesan al arte contemporáneo. Prada discute obras que, de manera argumentativa o performativa, cuestionan, problematizan y enriquecen los debates en torno a la cultura contemporánea. Los conceptos clave propuestos por el autor, como los de cultura-red y sistema-red, reflejan el diálogo con y la herencia de influyentes ideas, ante todo la de actor-red, que aquí se ven reelaboradas y procesadas para contextualizar teorías, obras y tecnologías. El libro está situado en el cruce de una serie de debates teóricos sobre la mirada, la observación y la imagen, y el autor ha asumido la tarea de explorar los papeles que juega la imagen en la actualidad global. Las teorías trabajadas abarcan diversos campos que, en conjunto, construyen una imagen general ambiciosa del mundo que tenemos al frente, contribuyendo significativamente a la discusión de estos temas en el ámbito hispanohablante. Teoría del arte y cultura digital puede describirse como un esfuerzo por comprender el papel del arte en relación con la cultura a través de los medios digitales y su creciente peso en el mundo contemporáneo. Más allá de centrarse exclusivamente en transacciones tecnológicas, las preguntas planteadas se orientan hacia esclarecer su valor y sentido, aportando a la construcción de una mirada crítica de estos fenómenos.
El libro se compone de ocho capítulos. En el primero, titulado “La teoría del arte en la era de la inflación icónica”, el autor se enfoca en explorar y cuestionar las formas comunes y dominantes de representación visual. En el segundo, “El arte y la condición circulatoria de las imágenes”, aborda un problema fundamental de la imagen contemporánea. En este contexto Prada destaca la preocupación por los procesos de distribución y los problemas asociados, y examina cómo abordar estos aspectos a nivel teórico. El tercer capítulo, “Prácticas artísticas, algoritmos e inteligencia artificial”, se sumerge en la racionalidad algorítmica, explorando temas como la inteligencia artificial generativa y sus aplicaciones en el ámbito de la imagen y las exploraciones artísticas. En el cuarto, “Subjetividad, diferencia e identidad”, el autor reflexiona sobre la transformación de la noción de subjetividad, abandonando su carácter exclusivamente humano y respondiendo a la correlación entre humanos y la dependencia maquínica. El quinto capítulo, “Otros interrogantes estéticos”, se centra en el modo existencial de un mundo global y en el papel del arte, abordando los procesos mediáticos desde un enfoque sociotécnico de la creación.
El sexto, “Estrategias y núcleos conceptuales de las prácticas artísticas en la era digital”, se desarrolla a través de las estrategias y conceptos fundamentales en las prácticas artísticas contemporáneas, explorando temas tecnológicos para eliminar fronteras y fomentar la movilidad. El séptimo capítulo, “Participación, interacción, inmersión”, se ocupa de la relación entre arte, tecnología y participación, entendiendo esta última como un núcleo dinámico que permite al arte que explora la tecnología establecer conexiones con los antiguos happenings y performances. Esto se logra a través de propuestas que involucran la interpretación de interacciones y dinámicas específicas de las redes y el nuevo régimen telecomunicativo presente. El libro concluye con el capítulo “Arte, blockchain y NFT”, que explora de manera clara los temas relacionados con cadenas de datos certificados que han transformado las formas de comercialización y certificación del arte. Este análisis se realiza a través de la reinterpretación de la economía, las transacciones y nociones fundamentales como la de valor.
Uno de los aspectos más destacados del trabajo de Prada es su capacidad de abordar los tránsitos de lo abstracto a lo concreto y de lo particular a lo general, que le permite proponer reflexiones sobre la cultura y su condición sociotécnica a la vez que ahondar en temáticas técnicas como la inteligencia artificial (IA) o los non-fungible tokens (NFTs) desde su condición estética. Es grato y estimulante ver cómo estas problemáticas son sometidas a una continua discusión e interrogación a través de obras de arte específicas. Los diálogos que se establecen trascienden el nivel logocéntrico dado que las preguntas se contextualizan y contrastan con obras de reconocidas artistas como Dominique González-Foerster, Laurie Anderson y Jenny Holzer, entre otras. Esta operación aporta un valor significativo que se destaca como un rasgo distintivo del libro. En última instancia, Teoría del arte y cultura digital busca fungir como una suerte de brújula que orienta sobre el papel de la creación artística en nuestro entorno tecnológico y cultural actual. Además, el libro reclama la necesidad de una teorización que aborde no solo las cuestiones de la representación, sino también los aspectos relacionados con la circulación, difusión y comercialización del arte digital. Por la variedad de temas tratados, la manera como son articulados y la profundidad con que los aborda, el libro tiene las características para convertirse en un referente en la literatura sobre estudios culturales, arte y tecnología en el mundo de habla hispana.